Hoy presento en el ciclo "GATOS DE CINE" a... El gato de "El Padrino".
Mítica la película, mítico el actor, mítico el gato. Sí,
este gato cumple el sueño de todo actor novel: que un caza-talentos
te descubra y te encumbre. El tema es que, en este caso, él ni lo buscó... ¿o sí?. La historia por lo que parece es esta, juzguen ustedes: estaban rodando la escena de
una audiencia de don Vito (la primera de la película, con Bonasera el
embalsamador), y por el estudio se paseaba un gato sin amo, muy cariñoso y
dócil. El director, Francis Ford Coppola, no se lo pensó… lo cogió, y se lo dio
a Marlon Brando sin mediar palabra. Marlon, que era un amante de estos animales,
estuvo encantado y rodó la escena mientras acariciaba al felino, haciéndolo pasar
a la historia.
A los únicos que la idea no les pareció bien fueron los técnicos
de sonido, porque el félido, sumamente cariñoso, no paraba de ronronear, y era difícil
entender las palabras de Marlon Brando. Para vencer esta salvedad, decidieron doblar la escena. En la versión original se
pueden escuchar fragmentos del ronroneo gatuno.
Si el gato buscó un papel tan relevante o no es algo que no podemos saber. La suerte del gato tras su comparecencia escénica no nos es
revelada. Supongo que vivía en los estudios, y por allí anduvo después, indiferente
al éxito alcanzado, retornando a su vida felina, como sólo un gato sabría
hacer.
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